"Los periodistas de Afganistán son de los más valientes del mundo". El homenaje a estos profesionales es unánime este jueves en el Día Mundial de la Libertad de Prensa, después del ataque del lunes en el que murieron diez de ellos.

"Trabajan en las condiciones más difíciles, son amenazados, intimidados simplemente porque hacen su trabajo", afirmó en un comunicado Omar Waraich, director adjunto de Amnistía Internacional para el sur de Asia.

El lunes, un doble atentado suicida reivindicado por el grupo Estado Islámico, mató a 25 personas en Kabul, entre ellos 9 periodistas que acudieron a cubrir el primer atentado.

El jefe de fotografía a de AFP, Shah Marai, así como reporteros de Tolo News, 1TV, Radio Free Europe y Mashal TV, murieron en ese ataque. El mismo día, un corresponsal de la BBC fue ultimado en el este del país por hombres armados no identificados.

Este jueves "sirve para renovar nuestro compromiso y recordarnos nuestros sacrificios", estimó Parwiz Kawa, jefe de redacción del periódico afgano Hasht-e-Subh, interrogado por AFP.

Es "un día de recogimiento", aseguraba Abdulá Jenjani, jefe de redacción de 1TV. Un reportero y un cámara del canal murieron el lunes.

"Este día nos recuerda cuán duro fue el último año", continuó, agregando que tanto sus colegas como él mismo están devastados "sobre todo cuando vemos las sillas vacías en nuestra redacción".

Las oficinas del canal privado de información ya habían sido dañadas cuando un camión bomba estalló en mayo de 2017 en el centro de Kabul, ataque en el que murieron al menos 150 personas. Unas horas después, 1TV reanudó sus transmisiones.

- Desafiar a los extremistas -

El Día Mundial de la Libertad de Prensa "es extremadamente doloroso" en Afganistán en donde la prensa tiene "un papel vital para defender la democracia", subrayó por su parte en un comunicado la embajada de Gran Bretaña en Kabul.

Los últimos ataques mortales conmocionaron a la unidad comunidad de periodistas afganos, acostumbrados a cuidarse unos a otros cuando cubren incidentes en un entorno cada vez más hostil.

Pero unas horas después de las explosiones del lunes en Kabul, decenas de directores y jefes de redacción se dirigieron al lugar de los atentados para desafiar públicamente a los extremistas.

Según Reporteros Sin Fronteras (RSF) desde 2016 han muerto 34 periodistas en Afganistán, por lo que el país ya ocupaba la tercera plaza más peligrosa en el mundo para ejercer la profesión.

Hubo también manifestaciones en la capital paquistaní, Islamabad, y en Londres, donde un centenar de periodistas se concentraron ante la sede de la BBC.

La prensa afgana acusa a las autoridades de no proteger suficientemente a sus trabajadores, en particular en los lugares de los atentados en donde se producen regularmente segundas explosiones cuando los socorristas, las fuerzas de seguridad y la prensa acuden al lugar.

En Filipinas en tanto, también el lunes, hombres armados dispararon contra un productor de radio en Dumaguete, en el sur del país, recordó la organización Human Rights Watch (HRW). Edmund Sestoso murió el martes.

"Este asesinato se produjo el mismo día que el de los diez periodistas en Afganistán, por lo que lo convierte en particularmente tráfico", observó Carlos Conde, investigador para HRW.

"El hecho de que haya muerto la víspera del Día Mundial de la Libertad de Prensa sirve de recuerdo. Queda mucho por hacer para la libertad de prensa en el mundo para evitar la masacre de periodistas", agregó.

Según RSF 50 periodistas murieron en el mundo en 2017, de los cuales 12 en Siria y 11 en México.